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lunes, 10 de septiembre de 2012
La Verdadera Libertad del ser
Parte VI
Despues de haberme "sacudido el polvo" con tremenda experiencia y vaciar mi equipaje de sentimeintos, pensamientos, quejas, penas y demás hierbas, incluyendo el lastre de haberme sentido un "lobo herido" y digno de que me "lamearan las heridas", llegué al momento de recapitular lo que había sido y qué es lo que había quedado de lo que yo creía que yo era. La recapitulación no me llevó mucho tiempo ya que cuando observé lo que había sido no pude más que reír y cuando quise ver que había quedado...bueno tengo que decir que también fue un poco cómico, porque no encontré NADA, si nada de nada. Me encontré con que estaba vacío, entonces experimenté un momento extraño y nuevo en mi experiencia de vida y que nunca antes lo había sentido.En primer lugar sentí un poco de miedo, porque la primera pregunta que me vino a mi mente fue: pero entonces quién soy ahora, si lo que fuí ya no soy?. Inmediatamente después sentí algo mezclado entre libertad y responsabilidad. Libertad de no llevar semejante carga que llevaba a mis espaldas, como alguna gente, situaciones, aspectos de la personalidad, conceptos,etc y responsabilidad con qué iba "llenar" ése vacío para continuar con mi experiencia de vida. Llenar de qué?! no,no...un momento, porqué tendría que llenar otra vez mi equipaje si como estaba ahora me sentía muy cómodo?. Llenar otra vez mis alforjas para que después tenga que sacudirme otra vez?.
Entonces cómo podría enfrentar la realidad que me esperaba "ahí afuera" donde los conceptos, las reglas y la materia esperaban de mí que jugara su juego?. Ahí me dí cuenta con más fuerza, que donde estaba, aunque fuese una situación dura y extrema, era como un monasterio donde había ingresado para limpiarme y vaciarme y pasar a un escalón más alto de la comprensión del Ser, y que el verdadero desafío no era donde estaba ni lo que había pasado, si no la realidad en la que me debía sumergir otra vez, la vida misma. Me dí cuenta en un momento que no quería salir de donde estaba, me sentía seguro, protegido y nadie esperaba nada de mí, era sólo yo y sin tener que dar explicaciones a nadie de porqué era como era ahora.
Pero también debía ser realista y aceptar que tarde o trempano debía salir de mi crisálida y enfrentarme con la otra realidad, con el "Matrix" de ahí afuera, donde habría expectativas sobre mí, demandas, reglas de juego, conceptos y juicios, algunos quizás dirían o pensarían: éste es un anarquista!!...bueno a todo se necesita poner una etiqueta para poder sentir algún tipo de "seguridad" y "control". "Yo estoy de éste lado(el correcto) y tú del otro lado ("el incorrecto"). Pero no me ato a otro concepto y adapto la forma del agua, felxible, amoldable, transparente y fluyo sin que los obstáculos detengan mi curso.
Debía tomar una desición de cómo enfrentar ése Matrix cuando llegara la hora.Sabía también que no sería fácil. Me encontré pensando...otra vez!! y llenando de conceptos mi alforja vacia, creando estrategias y planes de cómo hacerlo. Qué rápida es la mente para crear ilusiones y atraparse nuevamente en viejos patrones de conducta!.
Tenía que aprovechar mi estadía en "el monasterio" para encontrar la forma de amoldarme a la vida y sus juegos cotidianos. Yo quería mantener el estado de libertad del Ser.
Cuando llegó el día de incorporarme a la realidad, me había levantado muy temprano, en realidad ni siquiera había podido dormir, estaba en un estado cómo de estar en el medio de un torbellino de emociones y pensamientos que luchaban por tomar el control de mi realidad, eran los viejos fantasmas de mi antigua presonalidad que me estaban esperando "ahí afuera" como buitres revoloteando alrededor de un animal herido y apunto de morir. Yo podía hasta escuchar sus voces diciendome: es que te has pensado que te librarás de nosotros tan fácilmente?. Entonces y cuando ya estaba ahí afuera otra vez, me relajé y me dejé llevar como un barco sin timón en el medio de una tormenta, a ver dónde me llevaba y observando más que interviniendo. Las embestidas de las olas intentaban cerar en mí pánico y desesperación, pero no estaba en mí luchar en contra de la corriente, si no seguir con la actitud del agua y adaptarme a la forma sin querer controlar la tormenta. Entonces todo se tornaba más liviano y tranquilo, me sentía libre de verdad. Era un poco como la parábola de Jesús cuando estaba en el barco de pesca en el medio de la tormenta y los dicípulos estaban atemorizados de lo que podía pasar, y Jesús les dijo: no temáis y tened fé...y las aguas se calmaron.
De ahí en más el "agua" sería mi guía, el silencio mi tesoro, y el amor mi espada. El viaje había comenzado otra vez y me esperaban desafíos que pondrían a prueba mi nueva etapa como Ser encarnado en ésta exitante experiencia llamada vida.
Fin Parte VI
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