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martes, 17 de septiembre de 2013
El equipaje de Rony
Durante todo el viaje en el autobús, Rony estaba seguro que aquel coche negro que lo quería hacer volver al infierno de las drogas, lo seguía detrás y por ello él no quería mirar e intentar mantenerse tranquilo, pero no era tan fácil, el miedo que sentía era muy grande y real ya que una parte de él le pedía a gritos la dosis de droga que su cuerpo necesitaba para calmar los terribles síntomas de abstinencia.
Cuando el autobús llegó a destino, Rony se incorporó y se dispuso a bajar pero con un nudo en la garganta y con temor a ver ése coche negro que lo perseguía. Cuando recogió su equipaje notó que el vehículo ya no estaba y con cierto alivio suspiró y se dirigió a pie hacia su destino.
Al llegar a la humilde casa de Don Ángel, notó que el anciano no estaba, entonces depositó todo su equipaje en un rincón al lado de una cama que el viejo indio le había preparado. Rony caminó hasta el río para ver si lo veía pero al no encontrarlo decidió sentarse un largo rato y pensar. Las dudas lo asaltaban continuamente y la voz del caballo negro que había aparecido en sus sueños lo intentaba convencer que el estar con el viejo chamán no era buena idea y que su espíritu ya no le pertenecía al haber hecho un pacto con las drogas. Al haber estado pensando en ello, facilitó que los síntomas aparecieran otra vez y Rony se preparó para sentir el propio infierno manifestarse nuevamente en su cuerpo. Comenzaron los sudores fríos y los temblores dando lugar al dolor que comenzaba usualmente en el pecho; Rony se sentó con sus piernas recogidas y abrazándolas metió su cabeza entre sus brazos y comenzó a balancearse como queriendo aliviar los síntomas. El dolor crecía y el aprendiz comenzaba a gemir y algunas veces a gritar, por su cabeza se cruzaba solo un pensamiento, necesitaba una dosis más, aunque sea la última para aguantar hasta que llegara Don Ángel y lo ayudara, pero él sabía que si la tomaba ya no tendría otra oportunidad de dejarla y tal vez moriría. Y además dónde podría conseguirla estando en el medio del campo?, en ése momento escuchó el rugido de un motor y al levantar la vista pudo ver en la otra orilla del río al coche negro que le hacía señales con las luces como llamándolo. Rony no pudo más y se levantó agitando su su brazo en alto y gritando que necesitaba una dosis más, y luego se metió en el río y comenzó caminar hacia la otra orilla.
En la parte media, el río era muy profundo y con corrientes agresivas pero el aprendiz estaba dispuesto a cruzarlo, ya no aguantaba más los dolores en su cuerpo. Cuando ya no podía hacer pié en el fondo intentó nadar en contra de la corriente, pero pronto su fuerza lo abandonó y en un momento el torrente de agua se lo tragó llevándolo hacia el fondo y arrastrándolo; Rony sintió que ése era su fín y se entregó, y entre el miedo y la desesperación sintió una especie de alivio porque ya no sentiría más dolor.
Cuando tenía el último residuo de aire en sus pulmones y aún bajo el agua, algo lo agarró de atrás impulsándolo hacia la superficie. Cuando sintió el aire entrar de repente por su boca sintiendo dolor en su garganta y su pecho pero al mismo una sensación de bienestar, Rony no entendía lo que estaba pasando, solo sentía que algo lo tiraba desde atrás, él no tenía fuerzas para luchar y mientras se dejaba llevar, ésta vez a la vida, miraba el cielo azul y unas mariposas que revoloteaban sobre él como jugando y festejando que no habría un triste final.
-Está todo bien pequeño alcornoque, todo está bien. Exclamó el viejo indio abrazándolo por detrás y sentados a la orilla del río. Se quedaron un largo rato en silencio abrazados y secándose al sol, Don Ángel cantaba algo parecido a una nana para niños en idioma quechua balanceandose con Rony con infinito amor.
-Dónde está el coche? preguntó.
-Nunca estuvo allí, dijo el anciano.
-Pero si yo lo ví.
-Te lo hicieron ver, pero ya estás a salvo yo estaré atento para cuando quieran volver.
-Don Ángel, ayudeme ya no puedo más, no sé que es real o no, ni siquiera sé con seguridad si usted es real, o estoy realmente muerto y ésto es una ilusión.
-Te darás cuenta si ésto es real cuando pruebes mis tortitas de maíz y los huevos revueltos que tanto te gustan y que después tú aprenderás a cocinar. Hay mucho trabajo que hacer, debemos recuperar tu espíritu y algunas cosas más, pero mientras tanto deberás obedecer a éste viejo indio y hacer lo que te diga sin protestar, estás dispuesto o te tiro al río otra vez?, el viejo se reía a carcajadas mientras se levantaban y se disponían a caminar.
-Don Ángel estuve a punto de morir por ver una ilusión!
-Hay muchos que mueren a diario por una ilusión, sea en cuerpo o en espíritu. Es el precio que se paga por no atender al espíritu que traemos dentro al nacer y que abandonamos por querer ser alguien o algo que no somos ni seremos jamás.
-Pero yo no sé quien soy!
-Es un buen comienzo, ya que si estás vacío con algo nuevo y genuino te puedes llenar.
-Pero que pasa con mi identidad con quien soy.
-Querido alcornoque, tú creastes tu personalidad a conveniencia de recibir lo que el ego te demandó, pero todo ello no es tu verdadera escencia. Las personas creen ser una determinada personalidad porque ello les proporciona una cierta "seguridad" o "control" y que no es más que una ilusión. Todo parece ir bien hasta que el espíritu se cansa de esperar y debe crear un corto circuito para llamar la atención e intentar mostrar otro camino para vivenciar lo que en otros planos decidió experimentar. Tu espíritu se regocija con cualquier experiencia sin juzgar si es "mala o buena", para el espíritu simplemente "ES", pero si persistes en algo que no respeta la ley fundamental del amor hacia tu cuerpo prestado y lo contaminas o le haces daño, entonces el espíritu se debe retirar.
-Porqué la vida es tan difícil Don Ángel?
-Porque no se la vive desde el espíritu. La gente en general no presta atención al espíritu y hasta no creen en él, creen que el cuerpo solo tiene vida gracias a los alimentos y a que el corazón late, pero no se dan cuenta que es el espíritu quien dá la fuerza y movimiento al cuerpo para que funcione y se mueva y lata el corazón. Cuando te alejas de la fuente te alejas de la vida.
Cuando llegaron a la casa, el anciano preparó un brevaje de plantas para calmar los síntomas de Rony y preparó las tortitas y los huevos que le prometió, luego de la cena el aprendiz se durmió profundamente ya que el cansancio de la lucha en el río lo demolió.
Continuará...
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