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viernes, 23 de noviembre de 2012

Un poco sobre mí




 Parte XI

 Desde siempre he sido una persona de no hablar mucho, cuando era pequeño recuerdo frases como "pero dí algo estás tan callado!" y siempre he creído (y lo sigo haciendo) que debería hablar sólo cuando tenga algo que decir. Es curioso que si no tienes un tema de conversación la gente a tu alrededor lo ven como extraño y eres "etiquetado" como introvertido. Bueno, nunca me ha gustado hablar por hablar, para mí la comunicación pasa por otro lado. Primeramente debe existir un contacto energético que como parte del resultado pueden ser las palabras, porque creo que las palabras muchas veces son limitadas y mal interpretadas, quizás por ser mal usadas. Casi siempre suele haber conflictos por el mal uso de las palabras y posiblemente porque se habla más rápido de lo que uno piensa. Soy una persona de sentir primero, luego pensar y después hablar y creo que será por éso que tomo más tiempo en comenzar a hablar. Pero también en muchas ocaciones después de haber sentido y pensado, me doy cuenta de que no necesito hablar!.
De pequeño me encantó siempre mirar las estrellas, estar en la naturaleza, dibujar y crear mundos invisibles y éso no siempre encajaba con "mis amigos" ya que parecía ser atípico para la edad, pero con el paso del tiempome me fuí dando cuenta que todo ello no era algo "malo" ni que yo era un "bicho raro".
Fue varios años después cuando por un fuerte impulso interno decidí emigrar como m un pájaro soñador e irme de mi país en busca de algo que no sabía que era. Después de pasar por las pruebas correspondientes de un imigrante en otro país  muchas de ellas duras, comenzó mi vida a dar un vuelco importante, era como que algo o alguien, invisible a mis ojos pero que se hacía sentir dentro mío, me estaba guiando hacia otra realidad que yo no conocía, y sin buscarlo fue cuando el chamanismo me encontró. Y digo me encontró porque yo no lo busqué, fueron apareciendo personas, maestros y guías en mi camino que me llevaban por ésa senda y me hacían "recordar" quien yo era y la misión que tenía.
No fue fácil aceptar la responsabilidad, ya que para llegar al objetivo pasaría por pruebas que nunca imaginaría, y las cuales parecen que nunca terminan. La senda del chamán no tiene fín, cuando cree que ha alcanzado la claridad, se da cuenta que le espera un desafío mayor y así sucesivamente, porque el quedarse pasivo dentro suyo lo mataría en vida y si quisiera abandonar sentiría tal vacío que se apagaría de a poco y también moriría. Solamente cuando el chamán experimenta la soledad total es cuando se dá cuenta de que no está solo ni nunca lo ha estado. No se ata a las formas pero las respeta, y no se etiqueta ni se enmarca bajo ningún concepto, es libre y se adapta como el agua.
Hace algunos años cuando viajé a mi país me acerqué a un lugar sagrado, un lugar muy especial y donde suceden cosas fantásticas y que pocos pueden explicar. Era una noche de cielo limpio y estrellado y se respiraba un aroma a geranios y me había acompañado un amigo y hermano, ésa noche y ése lugar iban a ser un antes y un después en mi vida. Una vez en el lugar y después de una ceremonia con cantos sagrados, levanté mis brazos al cielo y sin pensarlo me salió desde lo más profundo de mi corazón lo siguiente:
"Padre entrego mi camino a tu voluntad, me entrego al servicio". En ése momento no era totalmente conciente de lo que acababa de hacer.

Fin Parte XI