No hay duda alguna que vivir en un cuerpo físico tiene sus grandes desafíos y a los cuales no tenemos otra salida que la de aceptarlos tal como son e intentar amoldarnos a ellos. El cuerpo es vulnerable a todo agente externo y por ello puede enfermar y deteriorarse con el paso del tiempo. Vivimos inmersos en una ilusión de tiempo lineal donde determinamos por intermedio de un calendario creado por nosotros los seres humanos, la edad que tenemos y cuando será nuestro próximo cumpleños o cuando fue el anterior. Seguimos nuestros relojes obedeciendoles como si de una ley se tratase, marcandonos cuando debemos comer, levantarnos o ir a trabajar; algunas veces hasta lo miramos de reojo (aunque no necesitemos hacerlo) como queriendo tener control en cada momento de no sabemos exactamente qué, pero lo hacemos como una costumbre.
Luego vienen los desafíos anímicos, cuando nos encontramos ante situaciones donde nuestros sentimientos nos ponen a prueba por medio de relaciones de pareja, de amistades, o de trabajo y que nos hacen reaccionar de diferentes formas. La preocupación, la tristeza, la felicidad, el dolor, la ansiedad, el orgullo, el ego, etc, etc, todo ello y con ayuda de nuestros pensamientos que los alimentan, vamos formando nuestra realidad, sea ésta armónica o no. Intentamos ejercer el control de la situación, si es algo agradable luchamos para no perderlo, si es desagradable luchamos para cambiarlo y si no pasa absolutamente nada luchamos para que pase algo!, y luego protestamos con frases como "la vida es una continua lucha" o "la vida es dura y difícil" utilizando ésto como justificativo para seguir luchando y al final nos pasamos la vida en batalla con nuestra historia personal.
En la senda del guerrero existen cuatro enemigos, el primero es cuando en su diálogo interno y manejando sus propios conceptos se vá dando cuenta de sus propios límites y los cuales se transforman en una difícil prueba y entonces nace el miedo. Si nos escapamos de él seguramente seremos siempre su esclavo hasta que no lo aceptemos y lo transmutemos.
Cuando transmutamos el miedo y siempre y cuando seamos buenos observadores de nuestro interior, sentiremos que ahora tenemos las cosas "claras" y que tenemos la situación bajo control y decimos "ahora sé" o mejor se dicho "creemos" que sabemos, y es ahí donde aparece el segundo enemigo la claridad. Al creer que todo está claro abandonamos la observación y perdemos la atención, y es ahí cuando comenzamos a crear nuestros miedos otra vez. El guerrero debe mantenerse alerta y observando para no dejarse hipnotizar por la claridad y así estar en paz.
Cuando se ha conseguido ésa paz comenzamos a sentir algo muy fuerte dentro nuestro, una sensación extraña y de bienestar, sentimos como que podemos hacer cualquier cosa ya que hemos vencido el miedo y la claridad, es entonces cuando nos encontramos con el tercer enemigo el poder. Pasa a ser un enemigo porque el poder es muy "dulce" y tambien puede ser tirano ya que podemos someter a otros y controlar, y una vez que lo poseemos no lo queremos perder. Si al sentir ésa fuerza nos mantenemos calmos y nos dejamos guiar por la fuerza del amor (el camino del corazón), entonces estaremos libres y no dependeremos del poder.
Cuando se llega a éste punto en el que hemos superado a los tres primeros "enemigos" sentimos que realemnete hemos llegado a cima de nuestro conocimiento, entonces creemos que podemos por fín descansar y relajarnos y así envejecer, y así aparce el último y quizás mas poderoso anemigo el tiempo.
Creemos haber conseguido el objetivo último y entonces nos abandonamos a la vejez como si todo estuviese hecho creyendo que somos poseedores de todo el conociemiento. Si ante ésta situación mantenemos la llama de la "doble atención" y elevamos nuestra vista interior hacia nuestra verdadera escencia cósmica fundiendonos con el Todo, quizás aún no venceremos al tiempo, pero la vejez sí dejará de ser una carga tanto física como psiquica y tendremos acceso a otras "capas de la cebolla", otras dimensiones o realidades.
El verdadero guerrero es el que se equivoca muchas veces, es el que alguna vez a hecho daño a alguien, ha pensado mal, ha abandonado a quien lo amaba y ha escapado de su responsabilidad, y ha pasado por todo ésto porque justamente el guerrero sabe que no es perfecto pero que su escencia si lo es y que gracias a todos sus "errores" ha podido corregirlos y seguir el camino de la luz, el guerrero nunca se rinde, pero sabe cuando hacer una pausa en su proceso.
El guerrero no se juzga ni juzga porque sabe que no hay culpa si no responsabilidad, el guerrero no odia porque sabe que odiando se odia a si mismo, tampoco siente envidia porque sabe que lo posee todo dentro suyo, el verdadero guerrero sigue el camino del corazón porque sabe que el amor es su escudo y espada.
Dedicado con todo mi amor a los que me acompañaron, me acompañan y me acompañarán en ésta senda luminosa y de interminable sabiduría llamada vida, gracias de corazón a mis detractores y perseguidores porque sin ellos mi conciencia no se expandería.