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miércoles, 11 de septiembre de 2013

El poder de la elección


Si hay algún poder que el ser humano realmente tenga, ése es el poder de la elección, se puede ser conciente o no pero siempre estamos eligiendo. Pero sucede que cuando lo hacemos inconscientemente experimentamos la sorpresa, la confusión y hasta el sufrimiento y cuando lo hacemos "concientes" creemos que tenemos el control de la situación hasta que las cosas no salen como la planeamos y nos preguntamos qué es lo que falló.
No obstante si lo aplicamos a las relaciones humanas la situación se puede hacer más complicada. Se puede tratar de una relación amorosa, de familia, de una amistad, o de una relación de negocios, pero siempre elegimos la situación concientes o no, y cuando algo no sale como esperábamos, la frustración, la sorpresa o la decepción se hacen presentes. El ser humano vive su realidad creando continuamente espectativas en torno a la realidad que lo rodea, vive una especie de futuro virtual continuo y de ésa forma se encadena  a deseos que cuando no resultan como pensaba, reacciona generalmente proyectando la responsabilidad hacia afuera sin asumir que fue su propia decisión, tomada quizás en el plano inconsciente. Hay una tendencia general de no hacerse cargo de lo que nos sucede, nos resulta más "suave" poner la responsabilidad afuera, por ejemplo si nos sentimos tristes, enfadados, frustrados o heridos, generalmente, responsabilizamos a una situación o personas, como que ello creó la situación que nos hizo sentir de ésa forma. Pero en realidad sólo nosotros elegimos el sentir algo, nadie nos pone una pistola en la cabeza y nos dice: sientete triste! o sientete enfadado!, somos nosotros y nadie más que nosotros quienes decidimos adoptar una actitud determinada y además luego la seguimos alimentando, ya que no nos basta con sentirnos mal si no que nos "revolcamos" en la situación repitiendo y reviviendo lo que nos sucedió y así creamos un círculo vicioso.
A mí en particular me sucedió algo hace algún tiempo que se puede catalogar como traumático, terrible y desgarrador, no lo voy a contar ahora ya que me llevaría meses explicarlo, y además no es el objetivo de éste artículo. Pero puedo decir que fuí difamado, ridiculizado, perseguido y castigado por un grupo de personas que decidieron un día lanzarse a una "caza de brujas", y yo fuí el objetivo. Si me preguntaran las razones, honestamente hasta el día de hoy no lo sé, pero tampoco importa, ya que lo más importante es el resultado de toda ésa sopa.
Llevo más de treinta años trabajando espiritualmente con mi envoltura física y he conseguido muchas cosas positivas pero ha habido una en especial que siempre me ha "perseguido" ( y creo que a todos) y que siempre la estuve postergando, supongo por lo difícil que representa tal desafío. Y me refiero a lo que Jesús dijo y que lo escuchamos una y otra vez de alguna forma u otra: "Ama a tus enemigos como a tí mismo". Teniendo en cuenta que el primer enemigo para amar es uno mismo...casi nada!!, se hace la  misión bastante cuesta arriba y después es el amar a los supuestos "enemigos" externos.
En mi caso creía que tenía sobradas razones para odiar a mis enemigos y perseguidores, pero la situación extrema en la que me encontré me hizo ver las cosas de una forma inesperada e increíble. Ya saben, cuando uno no aprende por comprensión, aprende por dolor.
El primer desafío fue amarme incondicional y genuinamente. Después de lograr tan inmensa hazaña se me presentó el siguiente desafío y que fue amar de la misma forma a los que me habían puesto en tal situación...Guau!!, que yo tenía que amarles?! era éso posible?. Bueno, es ahí donde por primera vez en mi vida se me presentó claramente una situación donde sólo tenía dos opciones y en la cual debería usar mi poder de elección. Es un momento único y donde el espacio y el tiempo se detienen para dar paso a lo realmente mágico y que es poder del Ahora. Si, tenía que decidir en el curso de un segundo si poner de verdad la práctica de lo espiritual que estuve enseñando y amar a mis enemigos, u odiarlos y vivir con rencor el resto de mi vida. Y digo en un segundo porque en ése mágico momento no tienes lugar a la duda, es algo que se siente o simplemente se sabe. Vivir con odio el resto de mi vida significaría que tiraría por la borda todo lo que había conseguido en mi camino espiritual y no podría abrir mi boca en absoluto el resto de mi vida, y si hay algo de lo que estoy seguro es que soy un espíritu en una experiencia humana, entonces la elección pasa ha ser más "fácil" y no me quedaba otra que amar de verdad a mis perseguidores, porque en definitiva lo que siempre enseñé fue de que somos una Unidad indivisible y que todo lo sucedido lo había elegido yo junto con ellos en otro plano de conciencia, justamente para lograr lo que estaba a punto de lograr y lo que el maestro de Galilea dejó plasmado.
Muchos me preguntan, cómo puedo amar a quienes me hicieron daño a mí y a mi familia y si no es un simple mecanismo de defensa de cara a lo que no se puede controlar.
Pues bien, yo preguntaría de vuelta: en qué  me convierto si elijo el odiar antes que amar? quizás ser como todo el mundo es y ser "normal" sintiendo odio y rencor?. No digo que sea fácil ni me considero un ángel o un santo, pero considero que si un ser como yo, ( un humano con aciertos y errores) lo pudo conseguir, porqué no los demás lo pueden hacer?. Como dijo el Maestro: "Podréis hacer lo mismo que yo y mucho más". Ése Ser fue torturado y crucificado y aún así en la cruz pidió al Creador que los perdonara porque no sabían lo que hacían. Por éso me decidí a poner en práctica el mensaje y no sólo a repetirlo como un loro (haz lo que yo hago y no lo que yo digo).
Tengo que decir que una vez que has decidido amar y no odiar, ya no hay vuelta atrás porque es un camino sin retorno siempre que el amor sea genuino y no condicional. No se trata de amar la personalidad del enemigo si no la esencia del que está compuesto que es la misma que yo poseo, ya que somos una Unidad Divina con los mismos atributos y cualidades, más allá de que estén desarrolladas o no. Es imposible que exista una persona completamente mala, puede estar confundida o absorvida por determinadas actitudes o circunstancias, pero éso no la convierte en una persona totalmente mala u oscura. Y por sobre toda las cosas saber que cada persona o situación con la que me encuentro son posibilidades y oportunidades para ver lo que yo mismo tengo dentro, ya que todo es un reflejo de mí mismo, nos guste o no.
Sé que generalmente éste es un camino solitario porque no muchos pueden o quieren amar a sus enemigos y por ello es fácil sentirse solo y preguntarse, soy yo el único bicho raro que piensa así?. Pues no, hay muchos y creo que cada vez somos más, pero no se notan porque generalmente caminamos en silencio, pero de vez en cuando debemos salir a la luz y contarlo aunque éso signifique ser etiquetado (inclusive por los mas allegados) de ilusorio, ingenuo o soñador, pero puedo dar fé que no hay tranquilidad más grande para el espíritu que quitarse de encima los lastres que nos apegan a la dualidad.
El amar a tu enemigo es una decisión y no tiene nada que ver con el perdón, porque perdonar es reconocer que alguien hizo algo mal y éso sería proyectar afuera mi propia responsablidad al saber que soy una Unidad y por lo tanto co-creador del supuesto "error".
La equivocación y el error son las herramientas para la sabiduría, no las juzgues ni las condenes porque así cerrarás tu camino.