Cuando estuve apartado y aislado de ésta realidad y donde yo no tenía ni voz ni libertad de decidir por mí, cuando me dí cuenta que estaba a punto de quitarme la vida sin darme cuenta de ello, cuando mi vida se detuvo y parecia que todo estaba perdido. Fue entonces cuando conocí de cerca al Miedo, de creca, profundamente, ése miedo que te paraliza, te unde, de debilita y te consume. Yo pensaba que podía manejarlo, tenía conocimiento para hacerlo y me concideraba preparado para el desafío tan inmenso al que me enfrentaba. Pero no fue así, fue como si el Universo entero me negaba la capacidad de afrontar los acontecimientos, éstos me sobrepasaban con amplitud, no tenía de donde tomar fuerzas ni donde sostenerme, el miedo era un contrincante muy superior y sentía como que algo indefinible quería que yo bajase hasta las mismisimas tinieblas, a la nada, donde mi identidad no existía y donde ni siquiera mis valores poseía.
Cuando apareció la primera mariposa en mi ventana revoloteando con sus hermosos colores y en tortal libertad, sentí que deseaba ser una de ellas, prefería ser una mariposa con solo un día de vida pero libre, hermosa y sin dolor. Lo prefería de todo corazón antes de ser un humano con tantos años de vida y lidiando con el dolor, las preocupaciones y la responsabilidad. Pero el mensaje de ésa hermosa criatura era otro muy distinto. Cuando se posó en la ventana se quedó allí moviendo sus alas con una tierna lentitud, mostrando sus bellos colores en contraste con el sol, estuvo allí largo tiempo como haciendome compañia, yo estaba como hipnotizado, sin tiempo ni espacio. Fue realmente un momento mágico que me hizo olvidar por completo por unos segundos donde estaba y de mi desesperación.
Luego cuando mis pensamientos y el miedo volvieron a tener control sobre mí, la mariposa voló y volví a la oscuridad, a las tinieblas donde me encontraba.
Busqué a la mariposa como queriendo ser hipnotizado otra vez, quizás para escapar por lo menos unos segundos más de la pesadilla y de la oscuridad, pero no volvió y solo me dejó el sabor de un poco de libertad. Pasarían algunos meses antes de volver a verla, fue un período de aceptar mi realidad de aceptar la oscuridad y convivir con ella, con el miedo y la soledad.
No tenía niedo a la oscuridad si no a lo que en ella había y lo que había era un yo sin identidad. Mi nombe, mi ego, mi orgullo, mis sueños, mis proyectos, todo había desaparecido y yo me preguntaba quién era yo sin mi historia personal. Me miraba al espejo y veía un fantasma, una cara que no era yo, era un envase vacío que debería llenar, pero de algo nuevo de algo genuino que estaba por llegar.
Una mañana sentado al sol y "mirando sin mirar" observando mis pensamientos y dejandolos pasar, mis lágrimas corrían por mis mejillas sin aparente razón, sólo la tristeza era mi compañera fiel. Me secaba las lágrimas con mis manos cuando otra vez apareció la mariposa errante que alguna vez me visitó, se posó en la mano que me había secado mis lágrimas y se quedó sobre ellas moviendo sus alas con lentitud, yo la miraba de cerca pero ella parecía no tener miedo....no tenía miedo!! que me estaba queriendo decir?. Entonces me sentía como su dicípulo, ella tan pequeña y tan grande a la vez!!. Me enseñaba a no tener miedo y a confiar otra vez, me decía que podía ser libre en la misma oscuridad. Increíble ella secaba las lágrimas de mis manos con increíble ternura y sin el mínimo miedo de mi precencia!!. Era una mariposa valiente, sabia y hermosa simplemente era un guerrero de luz. Entonces y por fín no maldecí las tinieblas por el contrario sólo encendí la luz.
El miedo es la pequeña muerte. El amor la resurrección.
El miedo es desconocer. El amor la sabiduría.
El miedo debilita. El amor fortalece
El miedo acecha con ilusiones. El amor las disuelve.
El miedo es un fantasma que uno mismo crea. El amor es el conjuro contra ellos.
Fin Parte IX