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miércoles, 5 de junio de 2013

José conversa con Dios- Parte VI


Había pasado ya un año y medio de condena en prisión, y José todavía soñaba con su liberación anticipada y que algún día la denuncia que realizó ante un organismo de derechos humanos por la falta total de pruebas en su contra que había en su caso, fuese atendida. Éso hacía por un lado la experiencia mas llevadera, pero por otro lado creaba una falsa esperanza.
A media mañana y mientras José trabajaba en la lavandería de la prisión, lo llamaron de la guardia; caminó los trecientos metros que había entre los edificios. A José se le cruzaban diferentes pensamientos de cuál sería la razón por tal llamado y por supuesto que lo primero que le vino a su cabeza fue que había llegado por fin la tan ansiada respuesta que lo liberaría del infierno en el que estaba.
Cuando entró en la oficina, la mujer que estaba de guardia sin inmutarse y con tremenda frialdad le disparó a bocajarro: Llamaron por teléfono para decir que su madre ha muerto... y después de unos segundos lo miró nuevamente y le dijo: puede volver a su trabajo.
José no pudo reaccionar, estaba pálido y no podía escuchar mas nada, le dolía la boca del estómago y el pecho, como si hubiera recibido varias puñaladas, se quedó con la vista perdida en la eternidad del dolor que no comprendía. La guardia se acercó y le volvió a repetir que se retirara, sacudiendo el brazo de José para que reaccionara. José volvió a la lavandería acompañado de la guardia, cuando llegó a su puesto de trabajo no pudo resistirlo y estalló en lágrimas. Entonces el encargado de la sección donde trabajaba se acercó le puso la mano en el hombro y con suavidad le dijo: Ve y sientate a solas, no es necesario que trabajes hoy. José al sentir el inusual gesto de empatía por parte de un guardia y sin ni siquiera pensarlo lo abrazó llorando sin mediar palabra alguna. Estaba prohibido el contacto físico con los guardias, pero el encargado "rompió" la regla y le permitió el abrazo sintiendo quizás la necesidad de José de un poco de apoyo.

  

José al volver a su celda lo primero que hizo fue encerrarse y continuar llorando y se preguntaba porqué tanta desgracia junta?. Entonces fue cuando tomo su cuaderno de notas y decidió preguntar a Dios, necesitaba desesperadamente una respuesta.Estaba tremendamente triste y muy enfadado.

Bueno y ahora qué, hay alguna desgracia más que me deseas enviar? Por lo menos ahora voy a saber con más certeza si estoy hablando realmente con Dios o soy yo el que escribo y me doy las respuestas, porque como me siento ahora mismo no creo que sea capaz de escribir algo coherente y neutral...
José no recibía respuesta alguna. Entonces pensó que ése silencio era la prueba de que el que hablaba con él no era Dios si no él mismo. Tiró el cuaderno al suelo decepsionado y volvió a llorar hasta quedar dormido.
A media noche y como de una descarga eléctrica se tratara, el cuerpo de José se sacudió violentamente en su cama, estaba sudando y agitado. Lo primero que escuchó en su cabeza fue: Toma el cuaderno...
José entre dormido y despierto obedeció y se sentó en su cama con la pequeña lámpara que lo alumbraba, tomó el lápiz y escribió:
Perdona que te haya despertado de ésta forma, pero es el momento de hablar.
Ah! eres tú, porqué no aparecistes cuando te necesitaba, te pregunté antes si todavía no estás satisfecho con mi situación y si me quieres enviar mas dolor a mi  vida. Prisión por un delito que nunca existió y ahora se muere mi madre y ni siquiera puedo estar con ella para despedirla.Estoy destrozado.
Te estuve abrazando querido José, no te distes cuenta?
No no me dí cuenta ni sentí tu presencia.
Puse mi mano en tu hombro y te dije que te sentaras solo y que no era necesario que trabajaras hoy.
Pero ése fue el guardia encargado en la lavandería.
Y porqué crees que un guardia tan extricto rompe las reglas de la prisión para abrazarte y te habla tan dulcemente, no te pareció extraño?
Pues si la verdad que pensándolo ahora, fue un poco raro.
Debes saber que siempre estoy contigo y que me manifiesto de formas que quizás no te das cuenta. También debes saber que yo no te envío nunca dolor, cómo podría hacerlo?
Pero porqué ahora todo éste dolor?
Tu amada madre estaba ya cansada y quería marcharse y te aseguro que se fue en paz y te digo más, ahora ella sabe todo lo que te paso y te está mandando su amor tan grande que siempre te tuvo. Ahora su espíritu debe seguir su camino, su evolución y tu el tuyo. Todo tiene su tiempo perfecto, pero a nivel divino y no a nivel humano y por éso os toma algunas veces por sorpresa, pero vuestro espíritu sabe cuando es el momento adecuado.

Continuará...