domingo, 17 de marzo de 2013
Cambio de rumbo
Hace ya unos meses atrás comencé a sentir síntomas físicos y emocionales que nunca antes había experimentado. Comencé con el corazón, tenía palpitaciones, algunos dolores punzantes, se aceleraba de repente, por lo cual me hice un chequeo médico creyendo tener alguna dolencia que necesitaba urgente algún tratamiento. Pasé por tres electrocardiogramas además de un ultrasonido y visita a dos médicos especialistas. El resultado fue que no tenía absolutamente nada, las arterias estaban limpias y mi corazón "cantaba la canción que debería".
Hace unas semanas comencé con dolor en mi estómago y la zona baja, aparte de dolores en mi cuello y cabeza. Estoy a la espera de chequearme también todo ésto, pero tengo la intuición de que será el mismo resultado que antes describí.
Había escuchado los síntomas físicos que provoca el cambio dimensional y resulta que los tengo a todos y aunque pensé que podía ser una "casualidad" o mejor dicho causalidad, pero ya me estoy convenciendo de que estoy pasando por otra transformación, y hago honor a unos de mi animales de poder, la mariposa.
He cambiado sin esfuerzo alguno mis ábitos alimenticios, y un montón de otras "cositas" que debían ser cambiadas, y por tan drástico cambio ahora mi cuerpo se está re-estructurando y ahora mismo es como una olla caliente llena de maíz explotando abriéndose y transformándose en "palomitas blancas" que quieren salir volando.
Cuando uno no cambia por comprensión debe cambiar por dolor, sólo hay que escuchar lo que el cuerpo nos quiere decir y desde la percepción del espíritu cambiar el paquete de información que está povocando el desequilibrio. Pero es necesario estar observandose continuamente por dentro mas que por fuera, ya que lo que ocurre afuera es sólo un reflejo de lo que sucede adentro. Lo curioso es que la mayoría de los seres humanos ponemos más énfasis en lo de afuera: poseer más cosas, cuidar nuestra imagen, ganar más dinero, tener un mejor coche,etc, pero no nos cuidamos por dentro, que es en definitiva donde surge todo lo de afuera. Si se tiene un buen trabajo o tenemos una hermosa casa y tenemos miedo a perder todo éso porque nos costó mucho , significa que se consiguió con sacrificio y luchando desde afuera, pero si lo conseguimos por atracción de lo que cuidamos dentro nuestro podemos tener lo mismo o más sin temer a perderlo y en caso de perderlo, no lo veríamos como pérdida, si no que nos daríamos cuenta que no lo necesitamos más.
Estaríamos en un estado de desapego sin que éso signifique frialdad, si no un estado de aceptación y fluidez y que nos liberaría del estrés y de enfermedades.
Lo podemos ver reflejado también en las relaciones, cuando tenemos una discusión y hay una pugna por tener la razón como si de un combate se tratase, todo se complica hasta llegar a un punto de no retorno y por ello se vá acumulando ira y rencores así dando lugar a la auto destrucción de la relación por una pelea entre egos, en vez de observar desde la percepción del águila la gran oportunidad de conocerse más profundamente y re-conocerse en el otro como si de un espejo se tratara. No nos encontramos con otras almas por accidente ni por mala suerte, si no por acuerdos en otros niveles de conciencia y donde lo divino en cada uno de nosotros se regocija al encontarrnos y así por intermedio de la convivencia en cuerpos físicos y experimentando la diversidad de tonos y colores de nuestras emociones, llegar a manifestar el amor a su más elevada frecuencia y nutrirse al mismo tiempo de la sagrada oportunidad de la experiencia.
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