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sábado, 29 de junio de 2013

El aprendiz y el chamán - Rony en busca de Don Ángel


 
La estancia del Pilar estaba a unas 6 horas de autobús de donde vivía Rony y éso implicaba que él debería comenzar su viaje bien temprano el sábado para volver el domingo al atardecer volver a su apartamento para ir a su trabajo el lunes temprano por la mañana. Éste viaje requería de un sacrificio económico para Rony, dada su precaria situación monetaria, pero él se había decidido ya que aquél anciano le había producido un gran impacto en su vida, no podía de dejar de pensar en él, quizás porque le había hecho probar aunque sea por unos segundos, la paz y el bienestar de una forma que Rony aún no entendía.
El sábado a las 5 de la mañana sonó el despertador y Rony se puso en marcha, caminó hasta la parada del autobús y allí se sentó con un pequeño bolso donde sólo llevaba un sandwich, agua y un montón de ilusión.
En el viaje Rony miraba por la ventanilla el paisaje pasar y se preguntaba si era una locura intentar buscar a un viejo que no conocía en un lugar desconocido para él y haber rechazado las horas extras en su trabajo que le aportaban un poco más de dinero para sobrevivir. Por momentos tenía el impulso de volver y de que ésa aventura podía esperar, pero "algo" le decía que decía continuar, cansado cerró sus ojos y se dejó llevar.
Un perro negro de ojos rojos y amenazante actitud lo perseguía corriéndolo intentando morder sus pies, Rony corría y corría pero siempre en el mismo lugar, desesperado gritaba y gemía por el dolor y el temor, no comprendía porqué no se podía mover. Sus pies comenzaban a sangrar y sus fuerzas a decaer, hasta que se dejó caer y el terrible animal se abalanzó queriendo morder su cuello y terminar con él. Rony despertó con un grito y lleno de sudor, los pasajeros del autobús lo miraban con asombro y con un poco de irritabilidad, él se sintió un poco avergonzado por su reacción de tal incómoda pesadilla y se disculpó con su acompañante de asiento, una señora mayor que pegó un grito cuando Rony despertó, y poniendo una mano en su pecho la señora exclamó que casi su corazón se le salió con tan exagerada reacción. La asustada mujer se levantó y se sentó en otro lugar murmurando algo incomprensible y Rony no pudo más que sonreir.
El autobús paró en un cruce de carreteras y Rony se bajó, de ahí debía caminar unos tres kilómetros hasta una desviación a un camino de tierra donde había un cartel que con letras un poco borrosas decía: Estancia del Pilar --> 2 km. Cuanddo Rony llegó al lugar se encontró con una hermosa casa grande que conservaba el estilo colonial, rodeada de altos árboles que daban una benigna sombra y que invitaba a descanzar, él se sentó a reponer su cansancio y reguardarse del calor. De repente apareció un hombre mayor y que con amistosa actitud le dió la bienvenida y le preguntó por la razón de su visita y si le podía ayudar, Rony le saludó y le preguntó si conocía a un tal Don Ángel que vivía en los alrededores, a lo que el hombre le contestó que había escuchado su nombre alguna vez y que creía que vivía un poco aislado del pueblo y en soledad, se comentaba de él que era un poco "raro" y que se lo había visto hablando con los animales y cantando algo extraño en una lengua desconocida, pero que era muy amable y que ayudaba a los demás. El hombre le dijo que había escuchado que vivía cerca del río al lado de un maizal y que si él  lo buscaba debería ir caminando al lado del río hasta encontrar el lugar. Rony se refrescó un poco y bebió el agua fresca que el hombre le invitó y luego partió cargado con un poco de dudas y algo más, era mucho el esfuerzo por encontrar a ése viejo que parecía loco y Rony se volvía a preguntar si estaba perdiendo su tiempo en semejante aventura y si de todo ésto conseguiría su bienestar y su objetivo de encontrar su camino de salida de tan dura realidad.
Al fín llegó a un maizal y se encontró con una precaria construcción hecha de adobe y paja, había una brasa hecha calentando lo que parecía una cacerola y donde el humo dibujaba con el viento formas caprichosas.
Allí estaba Don Ángel, sentado de espaldas a Rony cantando algo extraño y mirando a una gallina que tenía al frente de él, el animal parecía una estatua, no se movía en absoluto y el anciano le hablaba cuando dejaba de cantar, entonces de repente la gallina se dió la vuelta y el viejo la siguió hasta unos cien metros del lugar. Allí volvió Don Ángel con unos huevos frescos en su mano sonriendo y dando las gracias a la "bondadosa" gallina y se sentó en el mismo lugar.
 Tienes hambre? preguntó el anciano. Rony se quedó callado creyendo que el viejo hablaba con el animal, pero luego se dió vuelta y me miró con sus profundos ojos celestes y dijo: Has hecho un largo viaje y pensé que unos huevos y unas tortas de maíz podrían darte energía y apasiguar tu hambre. Pero sabía usted que yo venía?, el anciano sonrió con picardía. El viento de sur siempre dice la verdad, y ésta mañana me susurró al oído que hoy te encontraría. Estabas hablando con una gallina? Sí ella se llama Catalina y le estaba pidiendo por favor si me podía facilitar unos huevos porque tendría visita. Luego ella me indicó dónde estaban. Rony estaba entre sorprendido y atemorizado, estaba en frente de un viejo loco que le pedía huevos a una gallina y hablaba con el viento, y él venía a pedirle ayuda?
Bueno te vas a sentar a comer o no? exclamó el anciano y disparó con voz estricta: porque tu viaje de vuelta en unos minutos será largo y necesitarás de fuerzas. En unos minutos? bueno la verdad es que me pensaba quedar hasta mañana o por lo menos durante todo el día de hoy, si no le importa, dijo Rony un poco confuso. A qué has venido? me imagino que no solo ha comer huevos!. Bueno no lo sé con seguridad, pero nuestro encuentro me afectó mucho y no he podido para de pensar en usted, por alguna razón que desconozco siento que usted me puede ayudar o guiar de alguna forma a encontrar mi camino. Rony se sentó a su lado y en silencio los dos comieron en silencio con ganas tan deliciosa tortas de maíz con huevos revueltos, luego de terminar el anciano lo miró con la ya conocida profundidad de sus ojos y le dijo: No estás preparado debes marcharte de inmediato. Rony desconcertado no pudo disimular su decepción: pero he viajado durante todo el día y sacrifiqué horas extras en mi trabajo para venir hasta aquí, ésto es un  gran esfuerzo para mí, no lo comprende? necesito su ayuda!. Don Ángel se levantó y sin mirarlo le dijo: Tú no sabes lo que es esfuerzo, tampoco lo que significa sacrificio, debes volver por donde vinistes y si quieres puedes intentarlo dentro de un mes o dos o un año, pero ahora no estás preparado. Pero preparado para qué, no lo entiendo?!, ya lo entenderás! dijo don Ángel dándole la espalda y llendose hacia el río y desapareciendo.
Rony no lo podía creer, había apostado mucho por éste viaje, se había hecho muchas ilusiones y éstas se habían esfumado, se sentía molesto e irritado pero no sabía si con el anciano o con él mismo o por los dos al mismo tiempo, y por haber creído en don Ángel, después de todo era un viejo loco que decía hablar con las gallinas y otras rarezas. Rony tuvo que comenzar su largo viaje de vuelta y al final pudo llegar a su apartamento a altas horas de la madrugada del domingo.

Fín parte 2 de 3.

1 comentario:

  1. Muy bueno, espero que el aprendiz vuelva y ver cómo le va esta vez. La de veces que debemos volver ¿verdad?. Me trae ciertos recuerdos este relato!!!! Un abrazo.

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