Descubrí que el objetivo del camino no es donde voy, si no el recorrer el camino mismo. Descubrí que cada paso en la senda es único y que lo que experimentas en ella es intransferible. Caminando y tropezando me dí cuenta que para éso está el camino, sin obstáculos y caídas no se podría disfrutar de la llegada, cada paso y cada día son parte del objetivo de la vida. Cuando caigo no me revuelco en la caída si no que me alegro de experimentarla, entonces el dolor se transmuta en sabiduría. Así voy abriendo camino y lo voy creando a medida que lo voy andando, la alegría y la visión alturista son ingredientes necesarios ya que la pena y la derrota son ilusiones que nos detienen y paralizan.
En el andar cada acontecimiento va marcando el objetivo mismo y la idea de donde voy se va cambiando por la de cómo camino, qué fácil es quedarse pasivo cuando el tropiezo es grande y masivo!, pero es entonces cuando el seguir caminando se hace imprescindible, no te detengas aunque la tempestad te sobrepase, porque en la tempestad misma está la puerta de salida. Solo es difícil verla cuando elegimos percibirla con los ojos del pesimista, pero levantando la visión alturista, inclusive en la más grandes oscuridades, será posible encontrar la luz que llevamos dentro y que es guía. Hay caminos largos y otros cortos, unos diáfanos y otros no tanto, caminos compartidos y otros solitarios, pero todos sin duda llevan al mismo objetivo y éste no es en el futuro si no en cada momento, en cada paso y en cada latido de tu corazón, ahí está el objetivo, en el ahora y éso es un regalo y por éso le llamamos presente.
Impecable!!!!! Felicitaciones, me encantan estos cables a tierra que nos hacen ver cuál es el verdadero sentido de la vida. Un estilo diferente pero igualmente bello. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Amanda, si la verdad que se hace cada vez más necesario "aterrizar" en tierra firme para otra vez recordar, gracias por tu presencia. Abrazos
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