viernes, 9 de agosto de 2013
La vuelta de Don Ángel
Después de su último encuentro con Don Ángel, Rony había dado un cambio total a su vida, principalmente había cambiado su actitud frente a ella. Había pasado del pesimismo a la total euforia. Luego de trabajar como lava platos en un restaurante, se atrevió a probar como relaciones públicas en una empresa de importación y exportación y por el éxito que consiguió, se mudó a un apartamento de lujo en plena zona residencial, también había comprado un coche nuevo deportivo y así le habían aparecido de repente invitaciones de algunas "damas" que se interesaban en él.
Cenas, fiestas, viajes y demás habían llenado la agenda de Rony quien se había convertido en un "business man" exitoso, el éxito lo había embriagado. Un día una hermosa muchacha que había pasado la noche con él y que acababa de despertarse a su lado le preguntó: Rony, porqué tienes tanto éxito en la vida?, él entre dormido y despierto y bostezando le dijo: Una vez encontré a un viejo un poco loco y raro que me enseñó algunas cosas y desde entonces decidí cambiar el rumbo de mi vida. Ella continuó: y no lo has vuelto a encontrar?. Rony bostezando nuevamente y estirando su cuerpo dijo: No para qué lo debería encontrar? si ya no lo necesito!. Ella insistió: quizás para darle las gracias?. Rony sin darle importancia dijo: Pero si ya debe estar muerto, hace como cinco años que lo ví por última vez y ya era muy viejo.
La realidad a la que ahora estaba acostumbrado le dejaba muy escaso margen para la percepción interna; el dulce del éxito, el dinero, las relaciones y la fama lo habían convertido en un hombre de poder y muy ocupado. No tenía tiempo ni de leer un libro, ni pasear por un parque disfrutando de la naturaleza, ni tampoco lo tenía para sentir, sólo actuaba automáticamnete como si de un robot se tratase. Dormía poco y lo poco que lo hacía lo compartía con diferentes damas que se ofrecían para hacerle compañía. Las fiestas y comidas de trabajo le exigían comer y beber demasiado y el estrés de cerrar negocios y mantener su estándar de vida comenzaban a hacer mellas en su salud. Se lo veía cansado y nervioso y hasta de mal humor. Cuando las obligaciones autoimpuestas le sobrepasaron decidió probar las drogas, éxtasis,hachís y marihuana, eran la "energía" extra y diaria que Rony necesitaba para aguantar el ritmo de vida que se había impuesto, parecía un viaje sin retorno, se había convertido en un adicto sin que él lo reconociera. Cuando se dió cuenta que ésas drogas ya no le ayudaban, decidió entregarse a algo más fuerte y exitante, y dado que el dinero no era su problema se entregó al consumo de heroína y cocaína que le daban ése "kick" para continuar.
La ambulancia hacía malabares para esquivar el tráfico de la gran ciudad para llegar a tiempo al hospital, el sonido de la sirena retumbaba en la cabeza de Rony como algo lejano, el enfermero que lo acompañaba se comunicaba por radio con el hospital: "varón, unos 40 años, 1,85 de altura, calculo unos 70 kilos y sufre de una sobredosis de estupefacientes, preparen emergencia, tiene dificultad para respirar!".
Rony tuvo suerte que la persona que le limpiaba el apartamento lo encontrara tirado en el suelo con la jeringa en la mano y que llamara inmediatamente a una ambulancia, los médicos pudieron traerlo de vuelta a la vida y había quedado en cuidados intensivos. Rony estaba conciente otra vez pero su mirada estaba como perdida en no se sabe qué galaxia, mientras un médico y un psicólogo le hablaban honestamente del camino disciplinado y extricto que debería seguir si realmente quería algún día recuperarse. Sus ojos se llenaron de lágrimas al darse cuenta dónde había llegado o mejor dicho dónde había terminado, la abstinencia era su gran desafío e intuía la dura lucha que se le presentaba. Se sintió hundido, terminado y sin esperanzas, sentía que nunca podría dejar de tomar drogas. De repente entró una enfermera para tomarle la presión, sus cabellos ondulados se reflejaban con la luz del sol que entraba por la ventana, al acercarse e inclinarse para ponerle el tensiómetro en el brazo, se le quedó a la vista un colgante de cuello con un pequeño ángel que le colgaba y con sus ojos celestes y profundos ella le dijo a Rony que le tomaría la presión.
Rony miró el pequeño ángel blanco brillando con el sol y luego los ojos celestes de la enfermera y como si fuera una película en retroceso y en cuestión de segundos se vió a sí mismo hablando con Don Ángel en su modesta choza comiendo los huevos revueltos que él le solía preparar y por un momento deseó de todo corazón poder hablar con él otra vez, pero estaba convencido que el anciano indio ya habría dejado ésta vida.
Continuará...
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